Hasta luego, Buenos Aires

(Ahora mismo estoy en Panamá, pero esto lo escribí cerca de la medianoche argentina, cuando esperaba en el gate 19 mi salida hacia este aeropuerto)

Estuve contigo durante poco tiempo, pero para mí fue como si te conociese de toda la vida. Años esperando que este encuentro se realizara y, aunque no fue extenso, la calidad se impuso sobre la cantidad. Buenos Aires, pedazo de ciudad que mira al Atlántico y sueña, pedazos de historia que gritan su testimonio viviente en cada rincón. Plaza de Mayo altiva y combatiente.

Trazos de grafitti que reclaman su derecho a ser escuchados, sin importar donde estén. Poco importó que fuera demasiada obvia mi extranjería, como mota de smog entre el humo blanco. Poco importó que se quedaron para una futura próxima ocasión lugares tan emblemáticos como Caminito, La Bombonera y uno que otro concierto en Luna Park. Lo importante aquí, Buenos Aires, es que ya te he conocido, y ya puedo decir que, como esperaba, ya adoro cada pedazo de tu esencia… sí, incluyendo la mujer que lloraba pidiendo limosna con un hijo en brazos en calle Florida.

Estos días han sido geniales. Pude conocer mucha gente y darle un abrazo en personal a gente a quien vivía dándoselo virtual. Por ejemplo, el hecho de estar sentado en la tiendita de mi hermanita Natalia e imaginarme que no lo estaba soñando fue… bueno, yo conservaré con alegría el pequeño botón que me regaló con las banderas de nuestros países entrelazadas.

Tengo muchas cosas que comentar, pero las iré dejando soltar al pasar de los días.

Catarsis Catarsis.