
Sus versos me despertaron esta mañana. De repente, y como una patada, Julia volvió desde su rincón de la 106 con Quinta Avenida a susurrarme, como ella supo hacer cuando la conocí hace unos años. Como este inicio de semana ha empezado -por así decirlo- «slow», quiero prolongar esa sensación en mi Catarsis.
Me van a permitir el atrevimiento y la confianza de dedicarle este post a Ro, por ser ella y tomarse el tiempo de escuchar y leer mis desvaríos. Con más personas como tú, el mundo sería… bueno, no sé que sería, pero algo distinto sí saldría.