Sí, de vez en cuando hay que sentarse de espaldas al destino, a lo inevitable, y escribir unos versos a las manos, a la boca, al corazón, a los labios o a los ojos, como es tu caso.
De vez en cuando hay que escabullirse del monotonismo, lavar los pies en agua tibia, denudar el alma en una trinchera de paz y tranquilidad y allí, petrificados, encontrar la luz en la oscuridad agobiante del día a día.
Sí, de vez en cuando hay que sentarse de espaldas al destino, a lo inevitable, y escribir unos versos a las manos, a la boca, al corazón, a los labios o a los ojos, como es tu caso.
Abrazos, amigo mío.
De vez en cuando hay que escabullirse del monotonismo, lavar los pies en agua tibia, denudar el alma en una trinchera de paz y tranquilidad y allí, petrificados, encontrar la luz en la oscuridad agobiante del día a día.
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