
Otro de los "dormilones" al pié de mi edificio.
La foto es de archivo. Anoche, mientras subía, volvi a ver otro «durmiente» en mi edificio. A este no lo conocía, así que fue natural que tuviera un poco de miedo. El hombre empezó a hablar, pero tan confuso y tan bajito que el ruido no me dejaba escucharle. Tampoco era que yo queria. En fin, que la escalera ha vuelto a ser el hotel del barrio. Par de veces he querido usar fogaraté o gasolina (o hasta orina) para dar un par de escarmientos a algunos que no sólamente usan el espacio para dormir, sino también para drogarse y dejarle todo ese residuo a la pobre doña que limpia por las mañanas el pasillo.
Algo voy a hacer. Pronto.
Catarsis, Catarsis.
«Esta es mi verdad, y con mi vida la defiendo».