A lo mejor, Vargas ya no se acuerda de esto que escribió. Yo me acuerdo, y es un modo de hacerlo mio. Porque eres mía, porque no eres mía. Nadie podría decirlo mejor ¿Verdad? Corazón Coraza. Es para vos, Dolores. Ya no sé quién lo hizo. Acaso Vargas fué un robot que pensó por mi? Acaso yo soy Vargas, o Vargas soy yo.
Lo único seguro es que estás exisitiendo, Dolores, en algún rincón de este dia, en algun lugar del mundo, sola o con alguien, pero sin mi. Lo único seguro es que sos mejor que todas tus imágenes, que todas las imágenes que yo tengo de vos. ¿Quise esperar este instante a solas, sin prisa exterior y sin testigos, para decirme con todas las letras, que estoy enamorado? Quizá sólo semienamorado. Porque ella dice que no, que no me quiere. Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena consciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor (…).
De «Gracias por el fuego».
Decirte adiós físicamente, Mario. Porque te quedas entre nosotros. Porque cada verso comprometido, cada poema que nos transmitía sensaciones inolvidables se queda entre nosotros. Decirte adiós, Mario, parece injusto cuando ya presumíamos que tu naturaleza humana no podria sobrevivir a la enfermedad y a la tristeza porque tu Luz te había dejado solo hace 3 años y estabas loco por ir a buscarla. Decirte adiós no es fácil, por lo que prefiero la solución de un «hasta luego» y releer Gracias por el fuego para sentir cómo cada una de sus palabras me punzan la piel -como aquel primer día- en homenaje silente a tí. No te nos vas, se queda tu obra con nosotros.