Comprimiendo la eternidad en un segundo


Me siento, silencioso y alerta, frente a la página en blanco.

En la mano izquierda llevo los mensajes en clave que me hicieron descender por aquella espiral expiatoria de carne y secresiones humanas durante tanto tiempo y que hoy retornan, fantasmas de antaño, a pretender espantar mis pocas alegrías. Con los sueños tatuados en la espalda como mapa de camino, echo a andar por el laberinto oscuro de la soledad acompañada y el túnel de aquellos silencios que me hacen escuchar mi propia voz… la que resisto a oir desde hace siglos. Porque eres fuga en corto tiempo y comprimes la eternidad en un segundo, mientras te conviertes en una gran tumba vacía encima de donde caigo rendido en posición de sueño eterno en vez de depositar las flores amarillas que habia venido a traer.

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