Habías ido al aeropuerto a esperar a Silvano Lora, artista del pincel y del compromiso, quien volvía a su tierra del exilio. Te tocó observar cómo lo devolvían porque tenía «impedimento de entrada» (te imagino la rabia que debiste sentir al ver cómo a un dominicano le impedían estar en su propia tierra en aquellos doce años). Tu pluma no quiso quedarse callada.
Llegó el 25 de febrero y tu «Microscopio» volcó en palabras lo que sentías. Si Silvano no podía estar en su país, ¿Por qué estaban en él quienes le hacían daño?
Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿porqué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?
Fue tu sentencia de muerte. Quienes la ejecutaron dijeron que no era su intención matarte, que solo querían «darte un susto» (sí… ajá… dar un susto con pistolas), que no contaban con que estabas armado y que se armó un forcejeo y se escapó un tiro.
Y mientras tanto nos quedamos sin tu voz.
Han sido treinta y nueve años sin ti. Aún quienes no te conocimos en persona hemos jurado seguir tu ejemplo. Y hoy, como siempre, te recordamos. Para que no te olvidemos, porque nunca muere quien es revivido en el día a día.
Catarsis, catarsis.
«Esta es mi verdad, y con mi vida la defiendo».
Reblogueó esto en ¡Su boca es su medida!.
«…nada humano me he ajeno…», ORLANDO MARTINEZ…. Siempre revolucionario , militante , tenaz , capaz , veridico y objetivo , estos y muchos otros calificativos les costaron la VIDA , la vida fisica porque 39 anos despues de su ASESINATO , vive y esta presente en el corazon de los verdaderos dominicanos….! Hasta manana , ORLANDO , la victoria sera Tuya y Nuestra !.
Tuve la oportunidad de visitar el museo dedicado a él. Ver su maquina de escribir y sus pertenencias, fue increíble. Lastima que este tipo de personas tiene que sucumbir ante regímenes desgraciados que solo fomentan el terror la opresión y el silencio; que todo aquel que denuncia corrupción y desea defenderse de los atropellos ve a su vida amenazada.