Hoy se conmemoran 49 años del alzamiento armado cívico-militar que desencadenó en la oprobiosa 2da intervención norteamericana de 1965. Eran tiempos convulsos en el panorama mundial: Los Estados Unidos luchando por evitar que «La amenaza comunista» se propagase por el planeta y los dominicanos peleando por el retorno a la democracia que le fue arrebatada en septiembre de 1963. No tenemos que entrar en detalles ahora mismo porque para eso hay libros y documentales y muchos testimonios. Hoy, a 49 años, quiero reivindicar la labor del Frente Cultural, aquella pléyade de artistas que acudió al llamado de la patria y la soberanía mancillada. Es famoso el libro «Pueblo, Sangre y Canto», publicado en medio de la «Guerra de Abril», y de ese libro (que puede ser leido en PDF aquí) les comparto este poema de René del Risco Bermúdez que me ha impactado tanto.
Catarsis catarsis. Tras el salto, el poema.
Oda gris por el soldado invasor.
Venido de la noche,
quizás de lo más negro de la noche,
un hombre con pupilas de piedra calcinada
anda por las orillas de la noche…
De oscuro plomo el pie y hasta los besos
Viene del vientre lóbrego de un águila
que parirá gusanos y esqueletos
para llenar su mar, su territorio…
Y aquí está, saltando por las sombras,
por detrás de alambradas y del miedo,
recorriendo caminos enlodados
con palabras de sangre para todos…
Este hombre venido por el luto
con pólvora y martirio para todos…
No es uno solamente para el llanto,
son miles para el fuego y las tinieblas,
son miles repartiendo los sollozos,
marchando a la ceniza y los lamentos…
No es uno solamente, pero todos,
venidos de la sombra más enferma…
Este hombre destruye con sus botas
la rosa y la sonrisa de los niños,
se traga nuestra luz con su saliva,
destroza las raíces y los frutos
y esparce las espinas para hacernos
sangrar hasta los pies de dulce carne…
Hay un hombre venido de la noche
con fusil y puñales y tormentos,
con ojos de lagarto y llamaradas,
con humo y explosiones y con miedo…
Hay un hombre vestido de soldado
venido ciertamente de la sombra…
Y este hombre vestido para el crimen
no sabe que la sangre se endurece,
no piensa que el amor y las banderas
resisten más allá de las batallas,
no entiende que su pólvora y su plomo
servirán para el canto de otros hombres…
No comprende este hombre sin mirada
que la mano, matando, se le quema,
que, sobre la tragedia, la alborada
borrará su agria carne, su estatura
de animal entrenado para el fuego
y el musgo nacerá sobre su muerte…
René Del Risco y Bermúdez