
El esfuerzo ha valido la pena. Estos dos meses de brega, trabajo y esfuerzo han tenido un (inesperado) final, más que feliz. Y yo no puedo esconderlo, estoy feliz. Feliz de que los lazos del destino me hayan permitido trabajar con alguien tan disciplinada, responsable y con-los-pies-sobre-la-tierra como Iamdra Fermín, mi compañera de coordinación en el Pabellón Juvenil.
Ayer, durante el acto de clausura formal (recordemos que se extendió hasta el 9) de la XI Feria Internacional del Libro, se otorgaron varios reconocimientos y premios. Uno de ellos fue a ambos por la programación del Pabellón.
De igual manera, reconocieron a mi hermana (¡qué rápido he aprendido a quererte!) Rosa Silverio, además de Eugenia Rojo, Carlos Alfredo Fatule y a varias embajadas, además del periódico donde laboro -por el diseño y la programación de su stand-.
¿Qué más puedo decirles? Lo mismo que me dijo el secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, al momento de entregarnos los reconocimientos: «Misión cumplida». Aunque aún nos faltan cinco días más.
(por cierto… segunda vez en menos de dos semanas que tengo que ponerme traje… ¡qué fuerte!)
Catarsis, catarsis.
«Esta es mi verdad, y con mi vida la defiendo».