Al Reglamento 824 hay que eliminarlo y punto

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Esta Catarsis va a ser larga. O sea, LARGA. Pensé en dividirla en varias partes, pero siento que luego se puede perder el mensaje completo si lo hago. Disculpas adelantadas. 

La República, las censuras, el control pretendido que no es más que una utopía sólo alcanzable en años aciagos de dictadura y represión. El Reglamento 824 y la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) que pretende regir todo lo concerniente a actividades multitudinarias y medios de comunicación masiva. La necesidad de una legislación actualizada y acorde con las nuevas circunstancias. Mucha tela por donde cortar.

Tengo varios meses en los distintos medios donde he tenido chance de hablar entrándole al Reg824, que establece los criterios y líneas de acción de la mentada CNEPR. También he tocado algo en este blog. Años y meses diciendo que a la CNEPR lo que hay es que disolverla. No arreglarla, no… disolverla, y que desde el INDOTEL se cree un mecanismo de regulación, NO DE CENSURA como es el caso en la actualidad.

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De gestores culturales y la nómina del ministerio

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Hay noticias que van y vienen de manera cíclica. Alguna que otras veces, son vientos enfueguecidos que prenden en una ramita y van quemando hasta formar grandes incendios forestales.

La relacionada a la aparición del cantautor dominicano Pavel Nuñez en una nómina del ministerio de Cultura (MINC) es una de ellas.

Ya dije que no es la primera vez que se habla de esto. En los primeros meses del año, cuando los amigos de “Revolución Cultural” hicieron pública la nómina, salieron estos y otros datos. Pero ahora, cuando el pasado  22 de julio el portal Z101Digital publica estos datos, “todo el mundo se vuelve loco”.

Yo no quise opinar porque mi posición puede parecer “llena de odio” o “defendiendo lo indefendible” y siento que Pavel está lo suficientemente grandecito para defenderse solo. Lo cual ocurrió. Y ahí supe que ya no podría quedarme callado.

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«Celebrando» la muerte de una sala de teatro #TodosSomosLaManuelRueda

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Celebrar la muerte puede sonar a contrasentido. Pero en este caso la celebración no puede ser más irónica puesto que se hace para llamar la atención sobre lo chocante que resulta para los creadores dominicanos (de manera particular para los teatreros) la decisión del Ministerio de Cultura de solicitar al Ayuntamiento del Distrito Nacional la construcción, en el espacio antes conocido como «Plaza del Conservatorio» (hoy «Parque Iberoamérica) de un anfiteatro… existiendo ya tres espacios similares dentro del área geográfica! (cuatro, si contamos la Sala Experimental «Haffe Serulle»). Sigue leyendo

A la venta la casa donde Cándido Bidó tenía su galería

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Ayer, caminando por la calle Doctor Báez, en Gascue (algunos lo llaman Gazcue, yo prefiero usar la s) me sorprendí al ver un letrero de «SE VENDE» en la residencia donde anteriormente se encontraba la Galería en Santo Domingo del artista plástico Cándido Bidó (para mí uno de los pilares de la «santísima trinidad» del arte dominicano, completada por Guillo Pérez y Silvano Lora). Sigue leyendo

«¿Mercado editorial en RD? ¿Es en serio?»

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Pues este sábado 29, salieron unas declaraciones mías junto con otros «jovenes escritores dominicanos» (Rey Andújar, Luis Reynaldo Pérez, Argénida Romero y Michelle Ricardo) a propósito de una saga que la periodista Indhira Suero está haciendo sobre «reinventar las editoriales».

Supongo que habremos hablado cantidad los cinco, y le habremos dado batalla a la pobre Indhira para editar. Considerando esto, quiero aportar desde esta Catarsis todo el contenido de mis respuestas. ¿Por qué? Bueno… primero, porque quiero. Segundo porque pienso que ellas pueden aportar también al debate sobre las editoriales y su labor en erre dé. El título del artículo es, pues, mi primera reacción a la primera pregunta del cuestionario. Sigue leyendo

Cuaderno de Catarsis

Escribir las tres palabras que adornan esta entrada provocan en mí un amasijo de emociones… taquicardia incluida (pero ya esa es otra historia). Hace unos años, luego de varias publicaciones en portales como Anivelde.com y Preurbano.com, compilé muchos de mis textos (algunos que surgieron de aquellas jornadas en la «Peña y Trova» con Claudio Cohén en el Club Arroyo Hondo, otros de la dinámica en «Pre» y «Anivelde»)  y me lancé a la aventura de participar en un concurso literario: el de la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2005.

Este poemario fue tomando forma con los años. Mejorando los textos, agregando algunos nuevos y quitando otros que no cumplían con la función (el clásico ejercicio poético de reconocer «esto no me cuadra»). El nombre también se cambió, y recordé aquel cuaderno de mi primer semestre de la UASD, donde una vez escribí «Cuaderno de Catarsis».

Y de Catarsis se trata esta, mi primera obra publicada gracias a los auspicios del Ministerio de Cultura y la Editora Nacional, que me incluye dentro de su colección «Nuevos Autores».  En la invitación al evento de presentación en Facebook, la he definido como «la búsqueda de la exfoliación emocional» a través de mis versos. 35 historias en clave neotestimonial donde «lloviendo tinta y sangre a raudales» comparto mis distintas emociones con quienes me hagan el honor de leerlas.

Mi primera obra ya está a tiro de hit. Cultura ya informó de manera oficial que forma parte de los 21 libros que presentará en esta XIV Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2011. Y a mí solo me queda invitarles al parto. 7 de mayo, 8:00 PM, Espacio Joven de la FIL (Plaza de la Cultura, frente al Museo Nacional de Historia Natural)

Catarsis, catarsis.

Una generación más allá de los «atisbos»

(Publicado en Ventana, del Listín Diario, el pasado sábado 21. Ilustración de Rafael Hutchinson)

Recientemente, la amiga y colega apalabrada Elsa Báez me hizo llegar un artículo en el medio digital “El Libre Pensador” en que, a modo de prólogo de “Iniciación Final”, poemario de José Alejandro Peña, el escritor Aquiles Julián pasea por las distintas etapas generacionales de la poesía criolla.

Haciendo alusión a una “tradición de excelencia”, Julián hace un recuento desde el Vedrinismo hasta nuestros días. Y es a “nuestros días” lo que quiero aludir.

El análisis dedica varios párrafos a citar nombres de creadores reconocidos junto a un breve análisis de qué hizo particular a cada momento.

Sin embargo, al llegar a la “generación 2000”, las únicas referencias existentes son, por decirlo, aéreas. Simples menciones y juicios que no corresponden a la realidad de nuestro conglomerado.

Empieza el citado párrafo señalando que “ya podemos ver los atisbos” de una generación del 2000. ¿Atisbos? Detengámonos en el término. En el diccionario, encontramos que es “indicio o señal débil, que casi no se ve”. Un esbozo, vamos.

Aquiles Julián habla de “atisbos” cuando dentro de esta generación ya existe una bibliografía básica, con libros publicados que no menciona, quedándose sólo en una alusión a “libros digitales” y blogs.

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