(Yo nunca estoy afuera en tierra extraña
porque mi poesía es tricolor
y vivo todo el año en tu bandera.)Fragmento de «Regresa el trovador», de «Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena».
Gracias al amigo (y además excelente fotógrafo) Orlando Barría, he conseguido este enlace en el cual se habla de los funerales y entierro de Pablo Neruda, el poeta, el camarada, el militante comunista. Confieso que me he engranojado hasta el último poro con la crónica de Plinio Apuleyo Mendoza. Eran, como bien señala el nombre del blog, Los días del miedo, posteriores al golpe contra Allende en 1973, y uno no sabe si Pablo se nos murió de cáncer o de la tristeza porque sus camaradas estaban siendo masacrados por el pinochet-fascismo («Los están matando, los están matando»).
Cuando el ataúd iba a ser introducido en el nicho, en medio de una lluvia de flores arrojadas por los presentes, estalló de nuevo el grito: “¡Camarada Pablo Neruda!”. Un coro de voces contestó: “¡Presente…!”.
De pronto el funeral de Neruda se había convertido en un sorpresivo mitin político. “Primer acto público de oposición”, titularía el diario francés Le Monde. Fue de todas maneras un acto muy breve.
A tí, camarada, ni un segundo de tristeza y toda la vida de lucha.
Catarsis, catarsis.
«Esta es mi verdad, y con mi vida la defiendo».
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