
No creo que haya habido otro tema de conversación en Santo Domingo y zonas aledañas que el del «suceso» de esta mañana. Un grupo de choferes de la ruta 27 de febrero interrumpieron el tránsito en una de las principales avenidas de la ciudad (que la atraviesa de oeste a este y viceversa) a la altura del paso a desnivel de la Máximo Gómez.
¿La razón? Alegan que la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) les impide utilizar los elevados de «la 27» alegando que la ruta expreso que ellos crearon no está permitida y que, por consiguiente, no pueden subirse a los viaductos.
No hay que ir muy lejos para ver las reacciones que ha tenido esta acción sorpresiva de los llamados «padres de familia» (excusa muy frecuentemente utilizada en ErreDé para violar cualquier disposición porque «yo soy un padre de familia y tengo que buscarle la comida a mis hijos). Facebook y Twitter han estado llenos de todo tipo de deseos hacia los choferes, y ninguno de ellos en su beneficio.
No voy a ser abogado del diablo pero las cosas hay que verlas en su contexto. De primera vista hay que señalar que esta acción (que no es la primera vez que la hacen en la misma esquina) está por demás equivocada: afecta al mismo pueblo que ellos dicen defender y les crea una opinión pública COMPLETAMENTE desfavorable que ahora mismo está pidiendo sus cabezas, o al menos el cumplimiento de la ley…
Las acciones de este tipo siempre deben verse como el último recurso y recurrir a ellas cuando el diálogo se agotó. No recuerdo haber escuchado a los dirigentes choferiles hacer protestas frente al edificio de AMET o de la Oficina Técnica de Transporte Terrestre (organismo rector de las rutas del transporte) ¿o sí?
Para colmo, las consecuencias de estos actos no las pagará nadie más que el pueblo llano. AMET no detendrá a los organizadores, ni pondrá sanciones ejemplares, tal vez buscando que esto ocurra por tercera vez. La OTTT tampoco hará nada y uno se quedará con esa rabia que produce la impotencia.
Por otro lado, es menester pensar en la situación que causó esta «protesta»: la cantidad de gente que necesita trasladarse rápidamente por la 27 de febrero para llegar a sus lugares de trabajo. No hay planes por ahora de un metro en la Kennedy. ¿Por qué no crear líneas expreso que sean realmente efectivas? Obviamente OMSA no ha podido funcionar y las guaguas viven haciendo una competencia por quién se detiene más recogiendo pasajeros. ¿Qué daño hacen al transporte las rutas expreso?
Dejo las preguntas en el aire.
Mientras tanto, sepan los «dirigentes choferiles» que con protestas así no van a llegar a ninguna parte.
Catarsis, catarsis.
«Esta es mi verdad, y con mi vida la defiendo».